Pensamientos sobre los GMO
Los Organismos Genéticamete Modificados (GMO por su siglas en inglés) son organismos a los cuales se les ha introducido parte de un genoma diferente al de su especie original. Normalmente se les conoce como transgénicos, esto es, que poseen genes de otras especies.
Mucho se ha hablado de Monsanto, y hoy en día, debido a falta de argumentos en torno a la seguridad de los GMO, la política de críticas a los GMO se centra en atacar a esta empresa y sus prácticas comerciales. Ahí no me meto, porque tienen para darles por delante y por detrás.
Pero por donde quiero ir, por donde va mi reflexión, es por la idoneidad de utilizar un proceso tecnológicamente avanzado para editar el genoma de una especie y modificar las características que queramos. No es nuevo, y sale frecuentemente a relucir, que todos los alimentos que consumimos, TODOS, son GMO. Durante siglos, milenios, se han seleccionado las semillas que daban tomates más gordos, árboles con más peras y vacas que daban más leche.
La vaca y toro vienen del Uro, su equivalente salvaje, gracias a la modificación genética. El perro, del lobo. Los cerdos de los jabalís (aun siendo técnicamente la misma especie). Lo mismo con la fruta y vedura, hasta llegar a saber que la naranja proviene de un cruce de la mandarina y el pomelo. Todos han sido artificialmente seleccionados y cruzados para conseguir el producto que ahora nos gusta.
Por lo que la pregunta no es si los GMO son buenos o malos. Es tarde para ello, llevamos toda la vida consumiéndolos. La cuestión es: ¿qué es mejor, un organismo al que se le han modifcado solamente las características deseadas o un organismo cruzado que almacena mutaciones unas detrás de otras sin ningún control? Porque eso, amigo, son los tomates que te estás comiendo.
Y para terminar, un poco de luz sobre las razas de los perros, y los peligros de la selección artficial: https://www.youtube.com/watch?v=S5aJ9R6wUn4